Es imposible detener a quienes reparten tarjetas de chicas chicas en la avenida Roosevelt. QueensLatino.com habló con prostitutas, repartidores de propaganda sexual y con la Fiscalía, que sigue arrestando y cerrando locales. Es un negocio en donde hay menores de edad y el Internet es la herramienta para vender el cuerpo y obtener más y más clientes.

Topacio tiene 25 años y ha trabajado en los prostíbulos de Queens desde hace siete años. Es tan hermosa que los hombres la buscan. Peguntan por ella de puerta en puerta. Desesperados. Suben a los segundos pisos en busca de su cuerpo y caminan las calles persiguiendo su olor.

Topacio dijo que siempre ha trabajo sola, aunque en algunas ocasiones ha buscado la protección de los dueños de los prostíbulos por temor a que la secuestren. Prefiere el turno de la noche porque consigue más clientes. Hace siete años se acostaba con un hombre por 35 dólares y ahora lo hace por 25. “Tiempos difíciles”, dijo Topacio. En una noche puede acostarse hasta con 10 clientes. No se demora más de 10 minutos con cada uno.

De acuerdo a Kevin Ryan, director de comunicaciones de la Fiscalía de Queens, en el 2010 arrestaron a 706 personas por ejercer la prostitución y en los tres primeros meses de este año han arrestado a 223 personas. Además, en el 2010 arrestaron a 699 clientes que los cogieron en el acto y hasta el 31 de marzo de este año han arrestado a 56 personas.

La Oficina Especial de la Fiscalía de Queens en este momento está procesando a 80 personas por delitos relacionados a la prostitución, como tráfico sexual, promoción de la prostitución, pornografía infantil, masajes ilegales y por usar el Internet para atraer menores de edad con el fin de tener relaciones sexuales.

“La ley define la prostitución como un contacto sexual por dinero, es algo denigrante y pone en peligro a las personas que ejercen la prostitución”, dijo Ryan. “Nosotros no distinguimos la prostitución de hombres o mujeres, sino que es un crimen neutral a nivel sexual”.

La tienda de sexo London en la Roosevelt y la calle 77 ya abrió su segunda sobre esa misma vía. Fotos Javier Castaño

En la calle hay varios latinos que reparten la tarjeta de negocios con el número telefónico de Topacio. Aunque casi nunca la llaman porque ha tenido que cambiar el número muchas veces, para eludir a la policía y los detectives. Además, no le gusta atender a los clientes a domicilio porque es más peligroso. Tampoco le gusta trabajar en sótanos.

“Chicas, chicas”, repite Julio una y otra vez en los alrededores de la avenida Roosevelt y la calle 106. Se esconde al lado de la entrada de a un bar latino en donde bailan mujeres con hombres por 3 dólares la pieza. Julio no sabe para quién trabaja. Su tarea es repartir tarjetas a los hombres que caminan por esa arteria, solos o acompañados. “Hay días que reparto más de 300 tarjetas en 10 horas de trabajo y me pagan 50 dólares por el día”, dijo Julio.

Como Julio, alrededor de 20 latinos reparten este tipo de tarjetas de negocios con teléfonos para contratar chicas a domicilio o para visitarlas en sus centros de prostitución. A veces atienden a los clientes en carros o furgonetas estacionadas en los alrededores de la avenida Roosevelt. Una táctica que se usa más durante el verano.

“Pero ya no estamos solos porque también hay mujeres chinas contactando a los hombres en la calle e invitándolos a subir por un masaje”, dijo Julio. “La verdad es que el masaje es completo porque incluye sexo”.

En otros vecindarios de clase alta de Queens, los clubes son más costosos y las mujeres se contratan por Internet o por intermedio de revistas especializadas. El cliente puede llegar a pagar hasta 500 dólares por una hora de sexo.

Para cerrar las casas de prostitución, el fiscal de Queens, Richard Brown, ha diseñado dos estrategias, una civil y otra criminal. La civil se apoya en la ley estatal conocida como ‘Brawdy House’ que busca desalojar las casas de prostitución con la ayuda de los dueños de la propiedad. La criminal es para acusar y condenar a los administradores de establecimientos que usan como casas de prostitución. Así clausuraron Executive Motor Inn en el 2005, y Howard Jonson en el 2008.

En Queens, muchos de los moteles alrededor del Aeropuerto Kennedy son usados como casas de prostitución. La prostitución en las calles se concentraba en Queens Plaza y ahora abunda en Rockaway Boulevard. Las casas de prostitución y los salones de masajes se hallan en Jackson Heights, Corona y Flushing.

“El mayor problema que tenemos ahora es que todos los vecindarios de Queens pueden usarse como lugares de prostitución debido al amplio uso del Internet por donde se promueven las mujeres pre-pago y los clubs y bares destinados a la prostitución”, dijo Ryan de la Fiscalía de Queens.

Menores de edad

Ryan dijo algo alarmante: “Las prostitutas y sus proxenetas son cada vez más jóvenes y hemos visto el caso de una niña de 12 años que trabajaba para un joven de 18 años. Y algunos clubes de baile han ofrecido servicio de prostitución como fueron los casos de Day Dreams y Club Phenomenon en el 2006”.

María tiene 17 años. Llegó a Queens en el 2007 y no tiene edad para tomar licor. Tampoco tiene por qué estar bailando por tres dólares la pieza. Como no duerme bien y come con desespero, está pasada de kilos. No mucho. La minifalda le queda bien y se acomoda demasiado el sostén, como si maltratara sus senos. Labios rojos. Pelo recogido en moña. Ojos negros seductores.

-¿Cómo te llamas? Pregunta mientras se acerca a la esquina de la barra desde donde observo a las mujeres bailando con latinos, negros, hindúes y chinos. Hay uno que otro estadounidense.

-¿Te gusta bailar aquí? Le pregunto para conversar de alguna cosa.

-Claro que me gusta porque gano más de 100 dólares por noche y bailo y me divierte.

-¿Con los clientes que bailas también tienes sexo?

-Claro que no, no soy de esas. Yo bailo no más, pero hay otras chicas que si van a los moteles con los clientes y les cobran como 200 dólares. ¿Me invitas a un trago?

-Claro que sí, pero uno no más, le contesto y saco de mí bolsillo los 12 dólares que vale el sex on the beach que ordenó María. Me invita a bailar y le digo que estoy cansado y que prefiero seguir observando a las parejas.

Hay dos hombres de más de 50 años con turbantes sobre sus cabezas que no han parado de bailar en la última hora. Un grupo de jóvenes bien vestidos está celebrando un cumpleaños en la mesa del fondo y los acompañan más de cinco mujeres. Un hombre solitario escucha la música merengue, cumbia, reggaeton y norteña mientras saborea su cerveza Corona. Una mulata de ojos verdes está sentada su lado, pero no han salido a bailar.

Afuera, los Angeles Guardianes vigilan la avenida Roosevelt en busca de personas como Julio que distribuyen tarjetas con teléfonos para llamar a mujeres con el propósito de tener sexo. “Patrullaremos las calles hasta que sea necesario y haremos fotos y detendremos a los que distribuyen tarjetas hasta que venga la policía y los arreste”, dijo Benjamín García de los Angeles Guardianes.

Este es el deseo del senador estatal José Peralta, quien introdujo una ley para convertir en un acto ilícito la repartición de esas tarjetas con fotos de mujeres desnudas y números telefónicos. Sin embargo, la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos protege a quienes distribuyen esas tarjetas. “Por eso queremos cambiar la ley, para darle más herramientas a los policías para arrestarlos”, dijo el senador Peralta.

A la conferencia de prensa en donde anunció el proyecto de ley, al lado de Peralta se hallaba la concejal Julissa Ferreras y el asambleísta Francisco Moya, quienes también introdujeron proyectos de leyes similares.

Calidad de vida

El objetivo de estos tres legisladores no es sólo acabar con las tarjetas, sino con los centros ilegales de baile y prostitución, los bares de mala muerte, los vendedores ambulantes, la elaboración de documentos de identificación falsos y el tráfico del sexo. “Tenemos que volver a activar el equipo de trabajo (task force) en la Roosevelt para combatir todos estos males”, dijo Peralta.

El senador Peralta aseguró 250,000 dólares para limpiar la avenida Roosevelt de basura y graffiti, como parte del Doe Fund. El objetivo es convertir la Roosevelt en un lugar turístico y comercial. “Cambiar Times Square tomó 30 años y nosotros transformaremos la Roosevelt cueste lo que cueste”, dijo Peralta.

“La prostitución es una epidemia en la avenida Roosevelt y tenemos que erradicarla por nuestras familias y niños”, dijo el asambleísta Francisco Moya mientras sostenía una tarjeta de negocios con una mujer mostrando su trasero y un número telefónico para llamarla. “Estas tarjetas son denigrantes y el proyecto de ley es para eliminarlas”.

El asambleísta Francisco Moya mostrando una de las tarjetas con fotos de mujeres casi desnudas y números telefónicos.

Entrada al club Flamengo, donde las mujeres bailan por 3 dólares la pieza.

Nulla Odorherty, quien vive en la calle 90, cerca de la avenida Roosevelt, dijo que es muy difícil explicarle a sus tres hijos menores el por qué de las tarjetas con mujeres desnudas. “Este problema tiene que acabarse”.

El reclamo de la concejal Ferreras fue más directo: “Están abusando de mujeres menores, hasta de 14 años y es algo inadmisible. Algunas mujeres son obligadas a trabajar como prostitutas hasta que terminen de pagarle a las personas que las trajeron”.

De ser aprobado el proyecto de ley, incrementaría las multas por distribuir tarjeras para incitar a la prostitución y aumentaría las penalidades.

La mayoría de las mujeres que trabajan en prostitución o los hombres que distribuyen las tarjetas en la calle, no tienen documentos. “No he encontrado otro trabajo y así me gano la vida. Si me arrestan, entonces me regresan a mi país, pero qué otra cosa puedo hacer”, dijo Julio.

Ryan, de la Fiscalía de Queens, dijo que implementan la ley, pero no son agentes de inmigración. “Todas las decisiones de inmigración se las dejamos a los agentes federales”.

La Fiscalía de Queens le ofrece a las prostitutas algunos alternativas de rehabilitación, como el Servicio de Mentoría y Educación de Muchachas (GEMS), el Programa de Intervención de Víctimas de Asaltos Sexuales (SAVI), el Proyecto Restauración y el Concilio de Mujeres Asiáticas de NYC.

“En este momento tenemos cerca de 70 clientes recibiendo atención de rehabilitación a la prostitución”, concluyó Ryan. “También estamos examinando con mucho cuidado la ley que propone el senado estatal José Peralta porque conlleva cuestionamientos legales muy difíciles que tienen que ver con la Primera Enmienda de la Constitución de esta nación”.

Las tarjetas con mujeres desnudas y números telefónicos pueden seguirse repartiendo por ahora. Y Topacio seguirá trabajando de burdel en burdel como lo ha hecho por los últimos siete años. Eludiendo a la policía de Queens y controlando a los ansiosos clientes latinos.

Javier Castaño